La información es poder. Las Torres Miradores de Cádiz.
Desde el principio de la aventura americana, Cádiz rivalizará con Sevilla para quedarse con el control del comercio. Con el traslado de la Casa de la Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717 lo consigue y pasa a convertirse en una de las ciudades comerciales más poderosas y opulentas de Europa. Los ricos cargadores a Indias, empiezan erigir en las azoteas de sus casas-palacio lo que se sería, las torres miradores. En la maqueta del museo de Cádiz realizada en 1777 se pueden contar hasta 160 de estas torres. De ellas, quedan cerca de 130.
La información siempre ha sido poder y cada comerciante quería saber cuándo salían, pero sobre todo, cuándo llegaban sus barcos de las Indias. Por eso apostaban vigías en las torres que con ayuda de catalejos oteaban el horizonte en espera de que los barcos aparecieran en ellos. Cada torre tenía su propia bandera para ser identificada desde los barcos desde donde, con códigos secretos de espejos y banderines, informaban de los productos que traían. El reconocer desde las torres el barco propio o el del mercader rival, era como la actual información privilegiada de las bolsas. Así, saber qué barco venía y qué productos traía, ayudaba a especular con los precios de las mercancías y hacer ganar fortunas… o que la competencia los perdiera.
Las Gacetas Holandesas
A comienzos del siglo XVII, Ámsterdam era un hervidero de imprentas y librerías, llegando a convertirse en uno de los principales focos de la vida intelectual europea. Se publicaban todo tipo de libros y una especie de periódicos llamadas Gacetas. Las conocidas como Gacetas Holandesas, recogían noticias de todo tipo, pero muchas de ellas iban dirigidas a los comerciantes. Un hecho trascendental que recogían, pues afectaba a toda la economía europea, era la salida de las naves de la Carrera de Indias desde América, y se detallaba con la última información existente, la cantidad de plata que traían. Esta siempre era superior a la que luego se desembarcaba en Sevilla o Cádiz, pues parte de ella, eran los frutos del comercio de extranjeros practicados en las Indias, que cargaban en sus propios barcos en la bahía de Cádiz.
Había incluso gacetas escritas en castellano como la Gazeta de Amsterdam, publicada por la comunidad sefardí holandesa entre 1675 y 1690, y las Noticias Principales y Verdaderas que aparecieron en Bruselas entre 1685 y 1704
Una ciudad próspera, rica, culta, ilustrada y cosmopolita

Arriba, las rutas realizadas por la expedición Malaspina-Bustamante. Propiedad de Iván Hernández Cazorla , Wikimedia Commons (Licencia CC-BY-SA 4.0 ).
Gracias a la vitalidad del comercio, Cádiz se convierte en el siglo XVIII, en unas de las ciudades más prósperas y avanzadas del mundo. Su puerto se convierte en el puente donde convergen mercancías de América, Europa, Asia y África.
El ideal ilustrado y todas las ramas del conocimiento, de las artes y el progreso tienen a Cádiz como epicentro. Científicos, médicos, ingenieros, militares, geógrafos, artistas, cosmógrafos, botánicos, músicos… pueblan sus calles al regreso de las Indias o esperando embarcarse hacia allá, mientras los mercaderes construyen hermosas casas palacio ostentando su poder.
Es el tiempo de las grandes expediciones científicas y humanitarias, la época dorada de la botánica, de la mineralogía, de la geodesia, de la medicina, es el tiempo de Jorge Juan, Malaspina y Bustamante, Celestino Mutis, Juan de Cuéllar, Antonio de Ulloa, Balmis, Hipólito Ruiz, José Pavón y tantos otros, que ensancharon los límites del conocimiento hasta márgenes nunca antes conocidos.
La Habana es Cádiz con más negritos...
Cádiz, la Habana con más salero…
Así reza la famosa habanera de Carlos Cano. Y no le falta razón. A la izquierda, la catedral de la Santa Cruz en Cádiz, a la derecha la catedral de la Santísima Inmaculada Concepción de La Habana.
Las dos ciudades no solo se parecen por sus catedrales. Quien haya caminado por el centro histórico de la ciudad Caribeña, por su malecón y también por Cádiz y el suyo, tendrá la sensación de que a miles de kilómetros, parece un mismo lugar. No en vano, todas las cabeceras de la Carrera de Indias, Cádiz, La Habana, Portobelo, Manila, el Callao etc, fueron fortificadas y construidas siguiendo unos mismos patrones.
Esto se verá con mucho más detalle en la sala de la Carrera de Indias en Piedra, las fortificaciones.