La Casa de la Contratación
Tras el descubrimiento y las noticias que iban llegando de las Indias, la perspectiva de un nuevo horizonte comercial obligó a la Corona de Castilla a crear un mecanismo burocrático, que protegiera sus intereses y brindara solidez a su dominio sobre las islas y territorios que se iban encontrando.
Ese aparato legal fue la Casa de la Contratación de Sevilla, creada por los Reyes Católicos en 1503. La Casa era un complejo conglomerado comercial, legal y náutico con múltiples misiones: Fiscalización y puesta en mercado de los productos que llegaban de las Indias, recaudación del Quinto Real, escuela de pilotos y mareantes, navegación y comercio, expedición de licencias de carga y pasaje, formación, ciencia, elaboración de mapas, etc.
La sede primitiva de la Casa de la Contratación.
El por qué se escogió Sevilla y no Cádiz o Huelva, además de por su pujanza económica e influencia política, fue por el motivo evidente de que río arriba, era una ciudad inexpugnable. Cádiz sólo conservará el privilegio de ser un puerto de salida, además de la trascendental parada en Sanlúcar de Barrameda, donde se envían oficiales visitadores de la casa encargados de verificar las últimas cargas o de despachar los navíos que de ahí salieran.
Su primera sede fueron las Atarazanas Reales de Sevilla, pero debido a que con las crecidas del Guadalquivir se inundaba fácilmente, esta sede fue abandonada en muy poco tiempo.
A la cabeza del nuevo organismo encontramos la presencia de tres oficiales: factor, tesorero y escribano o contador, todos ellos, hombres de confianza de Juan Rodríguez de Fonseca, omnisciente en los asuntos de Indias y enemigo declarado de Colón.
La casa de la Contratación en el Real Alcázar
La Casa quedó situada en al oeste del palacio de Pedro I, en la zona denominada de los Almirantes, local «sano, y alegre», con buen patio y una puerta orientada hacia el río. Entre 1503 y 1506 se derribó la parte del cuarto del Almirante y se volvió a levantar, con una fachada principal hacia el río. Posteriormente se construyeron almacenes y casas en la zona de la actual plaza de la Contratación.
La misión principal de la Casa de la contratación, según se describe en las crónicas era: “Recoger y tener en ella, todo el tiempo necesario, cuantas mercaderías, mantenimientos y otros aparejos fuesen menester para proveer todas las cosas necesarias para la contratación de las Indias; para enviar allá todo lo que conviniera; para recibir todas las mercaderías y otras cosas que de allí se vendiese, de ello todo lo que hubiese que vender o se enviase a vender e contratar a otras partes donde fuese necesario”
Navegación y comercio
La casa dirigía todo lo relativo a la navegación y el comercio con las Indias. Sus oficiales controlaban todo lo relativo a navíos, tripulaciones, pasaje y mercancías
Registraban, fiscalizaban y vigilaban las mercancías y tripulaciones que iban a Indias en los libros registros de navíos y del mismo modo, cotejaban que las mercancías declaradas en las Indias eran las mismas que las que llegaban a Sevilla.
Los contratos de tripulación, armamento de navíos y sus condiciones de navegabilidad y tonelaje son inspeccionados por la Casa, que también fijará límites mínimos de tripulación, de equipo y de carga para la navegación.
Las licencias para el paso a Indias
Solo la Casa podía expedir las licencias mercancías, flotas y pasajeros, buscando la limpieza de sangre y la bonhomía de los pasajeros, decidían quien podía o no, pasar a Indias.
Los maestres al cargar sus navíos, tenían la obligación de asentar ante el escribano la carga, este documento era conocido como el registro. Tras la carga, el documento era presentado a los oficiales de la Casa, para que estos comprobaran que la información en él contenida coincidiera con sus libros de licencias. Hecho el cotejo, nuevamente acudían a visitar el navío, a fin de cerciorarse de que no hubiese carga fuera de registro y que no superaran los límites establecidos. Y esto era así en la península, pero también en los puertos indianos, donde llegabas las alargadas manos de la Casa.
Los documentos de la foto se encuentran en las Casas del Tratado en Tordesillas.
Ciencia y la formación en la Casa
Se estableció junto con la portuguesa, como la mayor y más importante escuela de náutica y cosmografía del mundo. Estaba dirigida por un piloto mayor (desde 1508) encargado de examinar a los pilotos que desean hacer la carrera, un cosmógrafo y maestro de hacer cartas (1523) y un catedrático de cosmografía (1552).
Todos estos cargos fueron ocupados por relevantes marinos, que fueron trazando el mítico mapa secreto de la corona española custodiado en la Casa: el Padrón Real.
Finalmente, el cronista oficial de la Casa escribía la historia de las Indias y de su desarrollo tecnológico y científico.
Los mapas, el mayor tesoro de los castellanos
De nada servía haber encontrado un Nuevo Mundo si no se sabía ir o volver. Durante mucho tiempo, solo españoles y portugueses fueron capaces de llegar gracias a su tecnología y sus mapas. En la Casa de la Contratación estaba el mítico padrón Real donde se iba cartografiando y registrando todo lo que se iba descubriendo. Se decía que colgaba en una estancia custodiado en todo momento por oficiales de la Casa para evitar que cayera en manos enemigas.
Todos los matemáticos, cosmólogos, astrólogos, cartógrafos, exploradores, maestres y pilotos que pasaban a Indias, verdaderos científicos de la época, trajeron de las nuevas tierras el verdadero tesoro que sustentó el imperio hispánico: Sus mapas.
La Casa como recaudadora de tributos
La Casa de la Contratación fue el organismo receptor del oro, plata, piedras preciosas, etc. Correspondiente, al real erario. También recibía los caudales de bienes de difuntos. En cuanto a los tributos e impuestos, organizaba y gestionaba el cobro de los impuestos para sufragar la Carrera de Indias, el de avería y almojarifazgo.
Era la institución encargada de aprestar los navíos que transportaran mercancías por cuenta de la Real Hacienda y se encargaba también de la venta de los artículos llegados de Indias.
Aunque su intención fue que el comercio con las Indias estuviese siempre en manos de la Real Hacienda, nunca se llegó a conseguir del todo, y poco a poco se observa el incremento de capitales privados, incluso extranjeros, en la aventura indiana. La Corona únicamente se reservará la exclusividad en el trato de ciertas mercancías como los tintes o las perlas. La participación en la Carrera quedará sujeto a la expedición de una licencia real.
Coordinación de organismos asociados
El consulado y la Universidad
Dos grandes organismos dependían del entramado comercial de la Casa de Indias:
El consulado de cargadores a Indias. En los primeros años se reunían y comerciaban en las gradas de la catedral, e incluso llegaban dentro. El alboroto que formaban hizo que el cabildo instalase una cadena para marcar su jurisdicción que aún perdura. Tras ello los mercaderes construyeron la Casa Lonja como su sede. En la actualidad ese edificio es el Archivo de Indias.
La Universidad de Mareantes: Una institución heredera de las hermandades gremios medievales que asociaba a dueños los de los barcos, a los pilotos y a los maestres. Su sede estuvo en principio en el barrio de Triana, pero a principios del siglo XVII se traslada al Palacio de San Telmo, sede actual de la Junta de Andalucía y que acompaña a estas líneas
La autoridad judicial de la Casa y el contrabando
La Casa jurisdicción civil y criminal sobre todos los pleitos y causas derivados del comercio y navegación Indianos. Así como todo lo relativo a los bienes de los numerosos muertos en las naves de la Carrera de Indias
La creciente cantidad de expediciones acometidas por particulares hace que se tenga que empezar a legislar para combatir un nuevo peligro para los intereses reales: el contrabando. Se dictaron entonces disposiciones, que obligaban a los maestres de los navíos a que evitaran hacer escalas en su trayecto de vuelta, en las Canarias y muy especialmente en las Azores.
Cualquiera de esas escalas podía ser aprovechada para descargar de contrabando mercancías y metales en perjuicio de la Real Hacienda.
Una excusa muy usada por los navegantes para esas prácticas ilícitas era la necesidad de reabastecerse, por lo que se dispuso que, a su salida de Indias, las flotas debían llevar provisiones suficientes para ochenta días. Pero una cosa son las disposiciones y leyes y otra la humana condición. Como sucede con el cauce normal de la vida, las leyes crecen en un sentido y el mundo evoluciona en otro. Cuando se está peleando contra el problema del contrabando surge otro nuevo.
El de los amantes de lo ajeno, por lo que la Casa dicta el armamento adecuado para defender las naves en unos mares que comenzaban a llenarse de enemigos, especialmente en el “triángulo de la muerte” formado por las Canarias, Azores y el Cabo de San Vicente.
El ocaso de la Institución
1717
En 1717, tras más de dos siglos de competir con Sevilla para quedarse con el control del comercio, Cádiz al fin, consigue obtener el traslado de la Casa de la Contratación. Consecuencia lógica por otra parte, pues en realidad, Sevilla solo figuraba como sede de la Casa, pero todos los barcos salían y llegaba a Cádiz pues, el exponencial aumento de tonelaje de los buques hacía que ya no pudiesen remontar el Guadalquivir.
En 1728, por primera vez en la historia de la Casa, el monopolio se rompe en favor de la Real compañía Guipuzcoana de Caracas. Los tiempos estaban cambiando y un nuevo comercio se empezaba a abrir camino.
Unos años después, Carlos III firma el Reglamento de Libre Comercio de 1778 que permitía la apertura de nuevos puertos peninsulares al comercio con América, hicieron que la institución fuese suprimida en 1790, tras casi 3 siglos de monopolio.
Salida de la flota para la Vera Cruz, cuadro anónimo de 1700